domingo, 1 de agosto de 2010

Caminos

Ese beso nos había dejado marcados, nos había hipnotizado hasta el punto de quedarnos embobados mirandonos.
Caminamos sin rumbo determinado, la lluvia no nos impidió nada, ya que hablando nos dimos cuenta que tanto a el como a mi no solo no nos molestaba sino que nos relajaba mojarnos.
Las horas de la noche nos sorprendieron contando historias de vida, malos momentos y algunos que otros chistes. Sabíamos que el tiempo es el único que se encarga de reunir lo que así va a ser y que no hay ningún destino predeterminado sino que solo existe lo que esta siendo escrito.
Podríamos decir que nos conociamos de siempre, el creía en vidas pasadas y en todo lo que ello implica.
La verdad que daba gusto oirlo hablar, era una persona con mucho por contar y yo con esto de mi alma periodística podía pasar horas sin caer de mi asombro.
Me contó de viajes, de casas con nombres, de brujerías, de su antigua vida, de personas que quería dejar atrás y otras que le importaba dejar entrar en su vida.
Era mágico, quizás era debido a la luz que veía en sus ojos, quizás era la paz que traía consigo o simplemente lo que sentíamos cuando estabamos juntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario