martes, 3 de agosto de 2010

Nunca dejes de Creer

Nuevo día, sobre Capital brilla el sol, bastante frío, ganas de quedarme en casita, pero el trabajo llama. Martes, día de cierre, día de locura a nivel general en la redacción, día para estar a disposición del que necesite una mano para terminar sus notas, sus pastillitas o simplemente para desgrabar a una velocidad de 100 km/h.
Ni bien salgo a tomarme el colectivo aprovecho para respirar la paz que aún queda en la calle debido a que es temprano, porque una vez que pise la redacción los pelos se pondrán de punta.
Celular en mano, buscando novedades, aún sin demasiado que pensar mas que en mi Paul, que es quien me llena de felicidad hasta en momentos en los que quiero desaparecer, aunque debo reconocer que no existen últimamente.
Cuarto libro de la saga crepúsculo en el bolso, ya que después de la peli del otro día me motivé a mil para terminar de leerlo y ya estoy por comprarme el quinto. Quizás la gente tenga razón de que ya pasé la edad de ser su lectora, ¿pero desde cuando soy normal? como dice Paul: "toda la mejor gente que conozco as asi y estoy feliz de pertenecer a esa minoría".
Cuanto lamenté el no decirle de vernos hoy, pero la verdad es que no quería tenerlo en ascuas porque sabemos que los días de cierre se puede terminar en altas horas de la noche y esta edición viene medio mal debido a la cantidad de enfermos por el frío y los pasantes.
Ni bien entré mi editor me solicitaba en su oficina, raro que justo hoy que estamos con el tiempo tirante tuviera ganas de conversar, pero al parecer lo que tenía que decirme era de suma importancia. Ahí mismo empezó a hablar: "todos sabemos de lo indispensable que sos entre nosotros, por tu disponibilidad al 100% cada vez que hay que salir de viaje, por las noches que te quedas al cierre, por los días que ayudás o que tapás los errores de tus compañeros, así que tengo que darte una noticia que creo que estas esperando hace tiempo, por todos los sacrificios que venís haciendo hace años, se que te lo tenés mas que merecido. A partir de mañana vas a tener tu propia oficina, ya no mas el box y con ello también una suba en el sueldo. ¡Felicitaciones Myrna!"
Juro que no sabía que decir, me emocioné y comencé a llorar...
Me dí cuenta que todavía valía la pena seguir soñando y lo mejor es que este hermoso sueño recién estaba comenzando...

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